Cordillera – Pacha #01

Reliefs aus den Höhenlagen


¡A las mujeres y sus historias de dignidad!

Por Yerid López Barrera

Antes de reflexionar sobre el documental me gustaría agradecer a las y los creadores del proyecto Cordillera, para mí es un honor ser invitada a colaborar en su primera Pacha. Esta invitación es especial no sólo porque es un pretexto para continuar con el diálogo y la conversación sobre la violencia contra las mujeres en los ámbitos rurales e indígenas, una conversación que ha abierto Tejedora de destinos; es especial, además, porque me invita a reflexionar de la pantalla al texto, del lenguaje audiovisual al lenguaje escrito, y con esto se abren nuevos caminos y otros horizontes en los ámbitos artísticos y de la investigación social.
Para mí, como mujer, universitaria, hija, hermana, tía, antropóloga, feminista, y realizadora audiovisual, es muy importante hablar de Tejedora de destinos desde un lugar político, ese lugar político es histórico, ese lugar político e histórico de las mujeres, es el lugar de la opresión de género, el de la subordinación y la discriminación, y ese contexto es el trasfondo de la historia de vida de Patricia, la protagonista.
Ser mujer, ser zapoteca, tener una condición socioeconómica con carencias y privaciones, ser artesana, ser madre, y ser viuda, forman parte de las condiciones históricas de las mujeres en el mundo, y también de sus situaciones de vida, que en cada lugar pueden ser diversas.
Es cierto que la historia que se narra en el documental es la historia de Patricia, quien vive situaciones específicas, en un lugar específico, a quién le suceden una serie de agravios, pérdidas y duelos que le impiden vivir de acuerdo a sus anhelos, sin embargo esta historia no es exclusiva de ella, lamentablemente es la historia de cientos, de miles de mujeres en el mundo entero.


Es por ejemplo, la historia de mi madre, la mujer que no pudo terminar de estudiar cuando era niña porque su educación no era importante; es también la historia de mi abuela, la mujer que no pudo decidir si quería o no tener los hijos que tuvo, porque no tenía información, porque otros decidieron por ella, porque la maternidad no se cuestiona; es la historia de mi hermana, la mujer a la que le ha costado hacer su propio camino liberándose a su paso del poder de su padre, es la historia de otras muchas mujeres más que conozco, que quiero, y que me han contado parte de su vida, esta historia es la historia de opresión de muchas otras.
El documental surge de mi investigación doctoral con mujeres zapotecas en los Valles Centrales de Oaxaca, (2021) titulada: “Antropología feminista y narrativas audiovisuales. Experiencias y subjetividades en la construcción de ser mujer en Santa Ana del Valle, Oaxaca”. Lo que hice antropológicamente es, caracterizar mediante un proceso teórico-metodológico, la experiencia femenina en un tiempo y espacio determinados, y con ello dar cuenta del conjunto de instituciones, prácticas, dinámicas sociales, culturales y simbólicas que conforman un medio opresivo para las mujeres; di cuenta de las diversas estrategias con las que las mujeres enfrentan esta opresión, pues al vivir desarrollan alternativas, son resilientes, modifican los contenidos de su vida para poder vivirla.
Sin embargo en el año 2015, después de meses de conocer y vivir con la Sra. Patricia, grabé en audio el testimonio, pero lo guardé varios años porque en su momento no sabía cómo enfrentarme a esta historia y al peso que conlleva. Después de dar muchas vueltas, pedí permiso a Patricia para poder hacer de ese testimonio un documental, ella accedió con la condicionante de que no se revelara su identidad, a lo que por supuesto accedí. Necesitaba tiempo, el tiempo me ayudó a estudiar más a fondo desde el feminismo la violencia contra las mujeres, a madurar mis ideas y a plantear mi investigación doctoral posterior; pero también necesitaba algo más que en ese momento no sabía, necesitaba a una persona cómplice, ese cómplice, con el tiempo fue Arturo López Pío, quién es artista plástico, visual, pintor y titiritero, creador junto con Julieta Tabush en 2005 del llamado cineamano, expresión pictórica que toma fuerza del cine, luz proyectada sobre una pantalla, el cineamano son imágenes animadas en vivo por medio de un proyector de acetatos.
Entre todo esto, Pío es también mi hermano, y la pandemia por covid-19 nos tomó por sorpresa como a la mayoría de las personas en el mundo, pero a Pío y a mí nos tocó estar viviendo en la misma casa, con tiempo suficiente para crear. Es así como le invité a colaborar conmigo con su extraordinario trabajo de animación, le presento el relato de Patricia con algunas ligeras adaptaciones para guión, él me propone un story board, lo trabajamos durante un mes hasta que ambos estuvimos satisfechos con cada escena. En una semana grabamos su cineamano en su estudio-taller, trabajamos desde la mañana hasta la tarde, afuera todo era pandemia, no había por qué salir, adentro con Tejedora todo era mejor, fue nuestro refugio en la gran ciudad. Tejedora es fruto de esfuerzos y de dedicación, de voluntades, de deseos.
Tejedora me ayudó a nombrar las carencias, las privaciones, las necesidades vitales de las mujeres. Me ayudó a sacar del tabú la violencia, me ayudó a poner el tema en pantalla, a sacarlo de la privacidad de las tesis y de la rigidez académica. Mi intención con el documental es que se abra esa conversación, que sea un puente para transitar, un espejo para mirarse y reflejarse, me interesa que se visibilice con empatía y con respeto la violencia y la opresión hacia las mujeres, que se reconozca social y comunitariamente que existen, que se pueda hablar acerca del tema y que se abran posibilidades de cambio y transformación para erradicar la violencia, para que las mujeres podamos ser más libres y plenas.


Para que esto suceda necesitamos cambios sociales y culturales profundos, porque las mujeres al emanciparse, al decidir por sí mismas, al decidir sobre su vida, atentan contra su cultura y sus tradiciones, y esta, es una conversación pendiente.
Creo que en muchos sentidos Tejedoras enfrenta lo pasado, lo que pasa con lo que pasará. El pasado y el presente son más claros porque la protagonista relata vivencias de su infancia, de su juventud y de su vida adulta y en ese sentido nos lleva a través del tiempo, nos involucra en su historia como personas espectadoras, oyentes, confidentes de su pasado y de su presente. En relación con el futuro no estoy muy segura, si pensamos que el futuro está más adelante, que todavía no ha sucedido, entonces me gusta pensar que Patricia aún está por cambiar el rumbo de su historia, que de hecho ahora mismo lo está transformando, que está haciendo lo que ella siempre quiso para sí. Me gusta pensar que el futuro también son sus hijas, sus nietas, las otras mujeres de su vida. La posibilidad de liberarlas de la expectativa.
Pienso que la expectativa de los demás es muy pesada, la expectativa de la sociedad, la expectativa de la comunidad, la expectativa que se convierte en mandato, en exigencia, en deber ser, esa es la expectativa que pesa más para las mujeres y que nos impide guiarnos por nosotras mismas, tomar decisiones, confiar en nosotras, hacer lo que nos da plenitud.
Titulé Tejedora de destinos a mi documental pensando en hacer alusión o referencia al tejido como esa trama y urdimbre que las tejedoras tienen frente a sí cuando se disponen a tejer en el telar, las tejedoras previamente decidieron, eligieron y jugaron con las posibilidades de combinaciones de hilos, de colores, de formas y diseños de lo que será el futuro tejido. Quise hacer esa metáfora de las decisiones que las mujeres toman para tejer, con las decisiones que toman al vivir. Patricia decide a lo largo de su vida, todo el tiempo toma decisiones, se enfrenta a contradicciones y encrucijadas, ella vive y transita por caminos diversos y alternos a los que le son impuestos, ella por sobre las opresiones dispone de su urdimbre y su trama para tejer su destino.
Parafraseando a Simone de Beauvoir en El Segundo Sexo: ser mujer, no es destino, ser mujer es una construcción social y cultural compleja. Por lo tanto, estoy convencida que, en la sociedad y la cultura podemos cambiar las ideas sobre las mujeres, podemos cambiar el lugar de opresión y subordinación de las mujeres, podemos erradicar la violencia contra las mujeres, podemos eliminar los contenidos misóginos, patriarcales y androcéntricos de nuestras culturas.